FELIPE PEÑALOZA Y ANTONIO CABRERA, CAMPEONES PANAMERICANOS EN LIMA 2019: UNA DUPLA DE ORO.

Textos: Carlos Jimeno

Los ganadores de la prueba del Madison se animan con el éxito reciente, pero también recuerdan cuánto sacrificaron para llegar a este lugar.

Como tantas veces sucedió en el deporte chileno -y seguramente en el corto plazo volverá a pasar-, la medalla de oro de Felipe Peñaloza (25) y Antonio Cabrera (37) ganaron en la final del Madison masculino en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 es un premio al esfuerzo personal y familiar.

El primero es ciclista porque Felipe padre lo sacaba a pasear en bicicleta por Las Vizcachas y luego, cuando vio talento en su hijo, se gastó lo que no tenía para darle lo mínimo necesario para entrenar y competir. El caso de Cabrera es el mismo: su abuelo, tíos, papá y hermano corrieron siempre en bicicleta, así que fue criado entre ruedas, cuadros y piñones. Pero convertirlo en profesional requería de presupuesto y la familia apostó todo.

Si se mira esto con objetividad, superar en el podio a las duplas de Estados Unidos (plata) y Colombia (bronce) no es otra cosa que una hazaña.

“Nadie nos creía, pero fuimos a buscar el oro Panamericano porque lo habíamos planeado bien. Entrenamos con una moto que ponía el ritmo a 55 km/h y en la final el promedio fue de 54 km/h. Incluso Antonio se cayó en las diez primeras vueltas, pero nos sobrepusimos e igual lideramos a partir de la vuelta 20”, introduce Felipe.

“Teníamos nivel competitivo, lo habíamos probado en la Copa del Mundo. Pero la única forma de ganarles a los ‘gringos’ era analizar sus carreras, revisar los videos y plantear una buena estrategia”, apunta Antonio.


¿Y qué prepararon?

AC: Como ellos no son ‘sprinters’, los atacamos al comienzo y sumamos lo más que pudimos, así que cuando ellos fueron a sacar sus vueltas, nosotros ya habíamos sumado y no les quedaba tiempo. Al final estaban nerviosos, lo que quiere decir que nuestro plan fue perfecto.

FP: Estábamos muy firmes, sobre todo en la estrategia. Estados Unidos era potente en rendimiento, con bicicletas 2019 y nosotros con modelos 2015, pero teníamos la cabeza fuerte y estable. Atacarlos al inicio y controlar sus contragolpes funcionó tal como lo planificamos.

El éxito en Perú, ¿cubre el camino de esfuerzo que hicieron?

FP: En parte. Soy ciclista porque me apasiona, pero es complicado llevar este estilo de vida: hay que entrenar duro, sufrir, cuidarse todos los días y en verdad uno se pone hasta fome. No hay fines de semana familiares, no hay Navidad ni Año Nuevo; apenas celebro un rato mi cumpleaños o el de mi pareja…

AC: Desde los 17 años que vivo de esto y la bicicleta me ha entregado vivencias increíbles. He conocido muchos países, culturas distintas, personas y sociedades muy diferentes a la nuestra. Aunque me ha costado un esfuerzo tremendo, con momentos súper difíciles, tengo claro que con una carrera tradicional no habría visto el mundo que conozco.

¿Cuánto le falta a Chile para entrar al primer mundo del ciclismo?

AC: Lo primero es cambiar la mentalidad y capacidad de los dirigentes, trabajar con personas que sí sepan de ciclismo, que sean adecuadas para el cargo, idealmente remuneradas para poder exigirles que rindan y hagan bien las cosas, igual como se nos exige a los deportistas.

FP: Hay que cambiar desde la base, apoyar a los niños con condiciones y permitir que los jóvenes que ya están compitiendo, tengan lo mínimo para hacerlo bien y no estar siempre en desventaja. Acá todo cuesta, piensa que para Fiestas Patrias ni siquiera pude salir a entrenar porque tengo que hacerlo en la calle y me dio miedo que pudiera atropellarme un curado…

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